GRANADA

Medianoche en los jardines de la Alhambra, la fortaleza roja. El viento que recorre las calles me hace creer en el amor. Granada, sueño con tus noches calurosas. En el corazón del romántico palacio nazarí, desde lo alto de la inexpugnable ciudadela Alcabeza, sin tregua ronda mi deseo. Escucha mi voz que te llama. Granada, esta noche voy a serte fiel. Tu cielo es mi tierra. Mi única luz.

La fragancia de Granada es un soplo en el cuello, que casa maravillosamente con la piel de la novia que no querríamos dejar marchar. Posee el resurgimiento y el fervor de una declaración hecha a la medida de una emoción. Con un soplo cautivador de almizcle, madera y vainilla, se concluye Granada y su pequeña música resuena largo tiempo en los corazones como una canción andaluza.

Una última cosa. La flor del jazmín tiene la particularidad de abrirse por la noche. Un momento delicioso en esas horas dulces y silenciosas, donde todo es un abrazo.