
Un capricho olfativo tan dulce como encantador. Desde el primer instante, esta fragancia te envuelve con la suavidad del malvavisco y el chocolate blanco, matizados por un destello chispeante de jengibre confitado y bergamota, como una delicia gourmet recién servida. A medida que evoluciona, revela un corazón adictivo de vainilla de Madagascar y leche de coco, donde el jazmín aporta un toque floral sutil y elegante, creando una textura cremosa y femenina. Finalmente, se sella con una base de crema batida, azúcar, almizcle y maderas de cachemira que deja un rastro cálido, reconfortante y absolutamente inolvidable.